Conociendo a Mecha.

Mercedes Angarita nace en Caracas el 6 de Junio de 1931, es del signo Géminis con ascendente en Aries, sus padres fueron Rafael Angarita Arvelo, oriundo del estado Táchira (abogado y diplomático) y Sarah Trujillo Domínguez, oriunda de San Felipe, estado Yaracuy (poetisa y pianista)

En el año 1935, su padre fue designado embajador en Alemania y viaja a ese país junto a toda la familia. Mercedes y sus hermanos Carlos, Rafael, Antonio, Magdalena, Gabriel, Frank y Ana Rosa vivieron toda una aventura que empezó con su travesía en barco, recuerda de la experiencia la gran piscina de la embarcación así como sus pasillos. Establecidos en Berlín asistió a un jardín de infancia con grandes bancos de arena, no olvida de su infancia los juegos y paseos por los lagos que existían en la ciudad, los disfrutaba mucho, solía ir con sus padres y hermanos a contemplar, entre las grandes multitudes, también los desfiles militares por las avenidas y calles. Regresaron a Venezuela cuando se avecinaba la guerra en Europa, sin embargo, su padre se quedó desempeñando el cargo embajador en Alemania, lo acompañó uno de sus hermanos. Llegaron a al hogar de sus abuelos maternos, en Los Teques (1937), donde compartió con su tía María Consuelo, recuerda sentirse muy feliz en un hogar donde había mucha neblina y frío “… allí jugábamos con los vecinos, se podía andar en las calles sin peligro, en este pueblo apacible hice mis estudios de primaria en el Colegio Sifontes”

Durante la Presidencia de su primo Isaías Medina Angarita se trasladan a Caracas donde viven alquilados, se establecieron primero en una casa ubicada en Puente República, describe a la ciudad de la época como un bosque atravesado por un Guaire limpio y cristalino, donde las familias de la época pasaban horas de esparcimiento en sus orillas, y los niños podían jugar sin problemas en casa de los vecinos “…esos espacios, permitían la integración de la familia, a diferencia de los apartamentos, que por ser reducidos era más difícil […] por otro lado, en una casa donde existe un solo televisor obliga a la familia a reunirse, en donde hay varios aparatos para distraerse propicia el aislamiento y la comunicación entre la familia”

 

Mercedes confiesa que adoraba especialmente a su hermano Carlos Angarita, él realizaba actividades lúdicas y formativas expresadas en la realización de una especie de club del libro donde ella y sus hermanos, leían ciertas novelas literarias. Se reunían y cada uno de ellos hacia una exposición a los demás, siempre bajo la tutela de su hermano, quien les daba un seminario acerca de los autores y la novela leída. A los 11 años de edad ya se había leído Los miserables, La madre, El Quijote, entre otras; además de muchísimas biografías, entre ellas las de Emilio Zola. Su hermano Carlos (quién era abogado y juez de menores) se convirtió en una figura paterna al regreso Venezuela sustituyó a la figura paterna.

Se mudarían después a los bloques de El Silencio, en ese tiempo las viviendas adjudicadas eran alquiladas, dice que  vivió en el Bloque 6, y que fue gracias

Al General Isaías Medina que lograron conseguir la adjudicación, pues él era muy protector debido a que su padre aún se encontraba en Alemania.

 

Prosiguió sus estudios de Bachillerato en el Liceo Fermín Toro, donde se gestaban actividades políticas contra Pérez Jiménez; entre sus compañeros se encontraron: Orlando Araujo, Adriano González León, Rodríguez Bauza, Elisa Lerner y Esperanza Vera. En esa institución se combinaba lo político, lo literario y el deporte; sonríe al recordar que su equipo una vez ganó los intercursos de básquet y además fue elegida como reina de la institución. No le gustaban las ciencias, su inclinación era más humanística, allí participó en eventos deportivos, literarios y se unió a grupos que hacían propaganda en contra de Marcos Pérez Jiménez. Mercedes recuerda que Pérez Jiménez tenía un ministro de educación de apellido Prato que era catalogado por los estudiantes como bruto, en vísperas a su graduación de bachiller se preparó una manifestación que llegó hasta el Ministerio de Educación con un burro encabezando la marcha, una alusión al ministro de educación. Su graduación fue saboteada por la policía, allanaron el Fermín Toro y el acto fue suspendido, pero a ella ya le habían otorgado su título.

Su historia juvenil estuvo marcada por la elaboración de pancartas y propaganda política y asistió a manifestaciones ante la llegada Richard Nixon, vicepresidente Norteamericano. “A pocos meses de la caída de Marcos Pérez Jiménez, Caracas se convirtió en un hervidero de protestas, las cuales fueron reprimidas brutalmente por el Gobierno de Rómulo Betancourt

Reflexionando sobre esos hechos sostiene que la protesta estaba bien, y debía hacerse, “pero, como siempre, los radicales llevan las cosas a extremos y en los extremos hay mucha visceralidad, y eso no es bueno”

 

En ese tiempo conoció a quien fue su esposo, el capitán de aviación Jorge Arostegui y al casarse interrumpe se aleja de la política y de sus estudios, por dos años y se muda a La Guaira, a un sector llamado Las quince letras, comenta Mercedes que fueron tiempos difíciles ya que le tocó vivir casi sola pues su esposo se la pasaba viajando al exterior, de este matrimonio tiene cuatro hijos, María Teresa y Adriana, Jorge y Juan Carlos. Cuando regresa a Caracas comienza hacer cursos de corte y costura, cocina, repostería y decoración. Sin mayores comentarios dice: “cuando todavía era un pecado divorciarse en Venezuela, lo hice, luego de 14 años.”

 

Comienza a estudiar Antropología en la Universidad Central de Venezuela y los cursos hechos le permitieron ganarse la vida después de su separación, permitiéndole tener algo de tiempo para sus estudios, ya que su trabajo consistía en hacer banquetes, comidas o tortas para fiestas. Entre lo más significativo sus tiempos de aprendiz de cocina fue encontrar a un compañero que sabía preparar algunos platos de comida de la época colonial, y de allí su querido postre “chipolata”, que tiene un biscocho como base y en su superficie lleva crema espesa y algunas guindas de cereza, fresa, mora, o alguna otra fruta, la importancia de este dulce estriba en que era uno de los favoritos del libertador, ya que le recordaba su infancia, y de ello da fe una carta del Libertador al respecto. Durante años, ella ha preparado ese dulce en las reuniones del colegio para agasajar a sus compañeros, “pienso que los Venezolanos de los siglos pasados tenían mucho interés en la comida, el sabor de la chipolata es el sabor de la colonia y de la gesta independentista”.

 

Mecha, como le llamamos todos, primero se recibió como antropóloga y luego de socióloga pero el título de esta carrera jamás lo fue a recoger y que aún debe estar los archivos de la Universidad Central de Venezuela. Sostiene que tuvo excelentes profesores, entre los que se cuentan: José Cruz, Calelo, Jameh Aboamat, Omar González y Esteban Monsoyi.

Una vez graduada de antropóloga comienza a impartir clases de Antropología Cultural y de Metodología de investigación, una en la escuela de antropología y la otra en la escuela de odontología, de la Universidad Central de Venezuela.

Durante esta época Rondalera nace como talleres de arte, le preocupaba que sus hijos pequeños fuesen a ser enseñados por métodos tradicionales, ella y las otras fundadoras eran partidarias de introducir disciplinas de expresión artística dentro del proceso de aprendizaje y como era docente universitaria, reconoce que no poseía conocimientos de asuntos pedagógicos para esos niveles de enseñanza y en este proceso deciden contratar a la especialista Josefina Urdaneta ,y a la psicopedagoga argentina Lucy Nava, de quienes aprendió mucho formándose en procesos cognitivos, pero gran parte de sus conocimientos se afianzaron gracias a la lectura incansable de importantes autores en el área  educativa.

 

Pronto tomaría la decisión de dejar la docencia universitaria para enfrentar la problemática con que ingresaban los jóvenes a los estudios superiores: carencia de análisis, razonamiento, hábitos de estudio, estructuración de ideas, problemas de lectura, problemas de ortografía y redacción. Por eso decidió  dedicarle tiempo completo a Rondalera, para así enfrentar estos problemas desde las edades más tempranas.

 

Con el tiempo siguió estudios formales el área de educación en la UNESR de la modalidad CEPAP siendo el tutor de su tesis Luis Manuel Peñalver y obteniendo el título de Licenciada en Educación, Mercedes confiesa que se tituló por exigencias del Ministerio de Educación.

 

Su credo educativo parte de una escuela humana, donde el aprendizaje se logre mediante el desarrollo de la creatividad a través del uso de expresiones artísticas, teatro, pintura, insertas dichas expresiones en los distintos saberes del quehacer educativo y la vida misma, con vinculación hacia lo lúdico, la comunicación y el respeto como valor esencial. Mercedes considera que la escuela debe ser el lugar al que los niños asistan sin miedos se muevan por donde quieran. Los tres niveles de la escuela: técnico – administrativo, docente y los estudiantes tienen que funcionar bajo los principios de relación horizontal, vinculada esta relación al respeto, lo que genera un trato afectuoso en los niveles comunicacionales.

 

Una de las cosas que Mercedes siempre recuerda a sus docentes es sobre los límites, “…cuando un estudiante rompe los límites establecidos tiene que ser discutido en asamblea debe debatirse el problema, de esta manera el estudiante se dará cuenta de si actúo bien o mal […] Hay que recurrir a la autocrítica.

… Motivar es indispensable para que se logre el proceso de enseñanza, es muy importante buscar que todo se haga interesante, hay que buscar la posibilidad de que adquieran conocimientos más allá del aula, con acercamiento al mundo.

El aprendizaje se obtiene teniendo contacto con el medio, la comunidad Mercedes, hay que sacarlos de las aulas y llevarlos a lugares donde puedan aprender de manera más humana lo que dicen los libros de texto. 

 

Mecha es una mujer que la podría definir desde que la conozco por mi trabajo en Rondalera desde el año 1992, como una mujer de las dificultades, que ha mantenido a flote su proyecto por su fuerte convicción de fe en su proyecto, por su temple y fortaleza. Ella es una mujer inteligente movida por la fuerte pasión hacia los niños. Es una mujer desprendida, maravillosa, en definitiva ella es el cerebro, columna vertebral, corazón y espíritu de Rondalera.

 

Onías Sánchez